17/10/2025.- Por Cabecita Negra.- Foto portada: El General Juan Domingo Perón, en el recuerdo vivo de su pueblo. Imagen: Web.
El pueblo en Plaza de Mayo, exigiendo la libertad del General Juan Domingo Perón. Imagen: Archivo.
A 80 años del Día de la Lealtad, el peronismo vuelve a mirarse en el espejo de su historia. Entre nostalgias, disputas internas y desafíos futuros, el movimiento político más grande de la Argentina busca reencauzar su fuerza en un contexto de ajuste y resistencia popular.
El 17 de octubre de 1945 no fue un simple día en el calendario político argentino: fue el nacimiento de una identidad colectiva. Aquella multitud obrera que colmó la Plaza de Mayo para exigir la libertad de Juan Domingo Perón no sólo marcó el inicio de un movimiento político, sino también la irrupción definitiva del pueblo trabajador en la historia nacional. Desde entonces, el Día de la Lealtad se transformó en un símbolo de pertenencia, dignidad y lucha.
Hoy, a ochenta años de aquella jornada fundante, el país atraviesa un escenario económico y social complejo. Con políticas de ajuste, tarifazos y tensiones entre Nación y provincias, el peronismo se encuentra ante un dilema histórico: reconstruirse desde sus bases o diluirse en la fragmentación interna.
Las calles, sin embargo, siguen hablando. En cada acto, en cada consigna, en cada bandera que flamea, resuena la memoria de aquel pueblo que en 1945 desafió al poder establecido para reclamar por sus derechos. «La lealtad, entendida no como obediencia ciega sino como compromiso con un proyecto colectivo de justicia social, sigue siendo la columna vertebral de ese sentimiento».
Las distintas vertientes del peronismo hoy discuten su rol en la nueva etapa política. Pero más allá de las diferencias, el 17 de octubre vuelve a tender puentes entre generaciones. En las fábricas, en los barrios, en las universidades, el legado de Perón y Evita sigue latiendo como un mandato histórico: que donde hay una necesidad, nazca un derecho.
En tiempos donde el neoliberalismo intenta desarticular el tejido social y deslegitimar la acción política, el Día de la Lealtad vuelve a recordarnos algo esencial: «el pueblo argentino nunca fue espectador pasivo de su destino. Siempre fue protagonista».
¡Y en cada 17 de octubre, vuelve a decir presente!








