01/09/2025.- www.tiempoar.com.ar.- Por Demián Verduga.- Foto portada: La justicia con el parche de pirata. ¿Por qué será? Imagen: Tiempo Argentino.
La Argentina se salvó de caer en la violencia. La Justicia no investigó más allá de Sabag Montiel.
Hay un elemento que no se termina de dimensionar a pesar del paso del tiempo. La noche del 1 de septiembre del 2022 la paz social en la que vive la Argentina desde el final de la última dictadura pendió de un hilo. La tijera que podía cortarlo la tenía Fernando Sabag Montiel. La sostenía en la mano con la que empuñaba la pistola Bersa calibre 32 y con el dedo índice que estaba en el gatillo que apretó dos veces a centímetros de la cara de la expresidenta Cristina Fernández. Un milagro salvó la vida de la dirigente política más importante del último medio siglo. El mismo milagro salvó a la Argentina de un espiral de violencia.
Los magnicidios no son pequeños sucesos. El asesinato del heredero del trono del imperio austro húngaro, el archiduque Fernando Francisco, el 28 de junio de 1914, en Sarajevo, fue el desencadenante de la Primera Guerra Mundial.
Estos son los antecedentes que debería mirar la sociedad argentina para dimensionar lo que podría haberse desatado si la bala de Sabag Montiel hubiera salido por el cañón de la Bersa.
Los dueños del país viven en castillos amoblados con sillones de impunidad. Controlan el Poder Judicial. Viven con la sensación de ser los amos del universo. Probablemente en esos castillos haya algunos que se lamenten el milagro que salvó la paz social de la Argentina.
El Poder Judicial-se sabe-trabajó para que la investigación no incomodara al poder permanente de este país. El encubrimiento comenzó a las pocas horas del intento de magnicidio. Misteriosamente el sobre en el que se transportaba el celular de Sabag Montiel llegó abierto al juzgado y nunca pudo peritarse correctamente el teléfono. Ese aparato podría haber sido la puerta a pruebas fundamentales sobre quiénes estaban detrás de La Banda de los Copitos, que no dejaba de ser un grupo de jóvenes marginales con problemas de autoestima y ansias de protagonismo.
Había una conexión entre Los Copitos y Revolución Federal, una organización que se caracterizaba por una intervención con altas dosis de violencia simbólica. Llevaba a las manifestaciones una guillotina para representar el corte de cabeza de determinados políticos. Llevaba bolsas mortuorias con nombres de dirigentes del peronismo y de organismos de derechos humanos. Había un nexo a su vez entre Revolución Federal y la familia Caputo, que hoy tiene en el gobierno al ministro de Economía y al principal asesor del presidente. Una de las empresas familiares le compró al líder RF, el carpintero Jonathan Morel, varios millones de pesos en muebles. La operación podía constituir una forma encubierta de financiamiento. Nada fue investigado a fondo.
El diputado Gerardo Milman gozó del mismo privilegio. El perito Jorge Adolfo Teodoro, que trabajaba para Patricia Bullrich, lo ayudó a borrar su celular antes de entregarlo. ¿Había mucho que ocultar o quería librarse de posibles operaciones de prensa con las potenciales filtraciones? Nunca se sabrá.
Todo se cerró en Sabag Montiel que supuestamente quiso matar a CFK para impresionar a su novia Brenda Uliarte y mantenerla enamorada. Brenda venía posando sus ojos en otros muchachos. Seguramente hubo motivaciones así de elementales en algunos de los actores del intento de magnicidio. Sin embargo había muchos indicios de que detrás de los jóvenes lúmpenes había titiriteros que jugaban a otro juego
Pasaron 1095 días de aquel intento de asesinato. La sociedad argentina debería agradecerle a la virgen que Cristina lleva colgada en su pecho. Porque a pesar de transitar el momento más decadente desde la recuperación de la democracia, que es el gobierno de Javier Milei, a pesar de que Cristina está presa y proscripta siendo inocente, las cosas podrían ser mucho peores si esa bala hubiera salido.







