CAUSA CAUADRENOS: Una historia sin pruebas

03/11/2025.- Salta al Instante.- Por Nico Ortiz.- Foto portada: Oscar Centeno y las fotocopias de los cuadernos. 
La llamada “Causa Cuadernos” fue presentada como la gran investigación de corrupción de la historia argentina. Prometía destapar una trama monumental de sobornos en la obra pública, con empresarios, funcionarios y bolsos repletos de dinero. Sin embargo, a más de cinco años de su inicio, el relato mediático se fue desmoronando a medida que la justicia comenzó a revisar los hechos.
Hoy, las pruebas concretas que vinculen a Cristina Fernández de Kirchner con los supuestos sobornos brillan por su ausencia.

El expediente de las fotocopias

El origen del caso es tan cinematográfico como frágil: los cuadernos del chofer Oscar Centeno, donde habría anotado durante años los movimientos de dinero entre empresarios y funcionarios. Pero el material original nunca apareció. Lo que circuló en los tribunales fueron fotocopias, con tachaduras, enmiendas y hasta cambios de tinta que, según pericias, no corresponden a una misma mano ni a una secuencia temporal lógica.
Un detalle no menor: el propio Centeno reconoció que reescribió varios de los cuadernos “de memoria”, años después de los hechos. Esa admisión puso en jaque la cadena de custodia y el valor probatorio de toda la causa.

Sin vínculo directo con la vicepresidenta

De acuerdo con múltiples resoluciones judiciales y coberturas de Página/12, ningún testigo ni arrepentido afirmó haber entregado dinero directamente a Cristina Kirchner. Tampoco se detectaron cuentas, bienes o transferencias que la involucren personalmente en los hechos investigados.
Aun así, fue procesada como jefa de una supuesta asociación ilícita.

El fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadio (ya fallecido) construyeron una imputación basada en inferencias: si existió una estructura de recaudación paralela, y ella era presidenta, entonces debía saberlo.
Esa lógica, más política que jurídica, es la que Página/12 describió oportunamente como “una acusación sin pruebas y sin dinero”.

Los peritajes que cambiaron la historia

En los últimos años, las pericias sobre los cuadernos originales (particularmente los tomos 7 y 8) detectaron diferencias en tintas, alteraciones y agregados. Según fuentes judiciales, parte de los textos fue escrito con bolígrafos distintos y en momentos no coincidentes.

Además, los especialistas advirtieron que ciertas anotaciones parecían “dictadas”, lo que abre la hipótesis de una posible manipulación posterior.

Lejos de fortalecer la acusación, estas irregularidades debilitaron la principal prueba del caso.
Incluso, sectores de la justicia comenzaron a hablar de una “construcción política del expediente” en tiempos donde la persecución judicial era parte del arsenal electoral.

El lawfare como escenario

La defensa de Cristina Kirchner sostiene desde el inicio que la causa forma parte del lawfare, la estrategia de utilizar el aparato judicial y mediático para proscribir adversarios políticos.

No es un argumento aislado: organismos internacionales como el Grupo de Puebla o juristas de la ONU han advertido sobre la manipulación judicial en América Latina, en causas con fuerte resonancia política.
El patrón se repite: titulares de impacto, filtraciones selectivas, procesamientos oportunos y falta de pruebas consistentes.

El caso Cuadernos encaja perfectamente en esa descripción.

Sin dinero, sin cuadernos, sin pruebas

A esta altura, lo que queda es un expediente inflado por declaraciones dudosas, arrepentidos premiados y una cobertura mediática que ya dictó sentencia hace años.

Pero el dinero no apareció, los cuadernos originales tampoco, y las pruebas directas contra Cristina Fernández de Kirchner nunca existieron.

La pregunta, entonces, es inevitable: ¿cómo sostener una acusación sin base material, sin rastros financieros y sin testigos directos?

Conclusión: la justicia en deuda y en duda

Lejos de un juicio ejemplar, la causa Cuadernos se transformó en un espejo del deterioro institucional argentino: jueces federales bajo sospecha, medios convertidos en tribunales y una parte de la sociedad convencida de antemano.

Hoy, el expediente que prometía ser la gran prueba del “fin de la impunidad” parece ser, en realidad, la muestra más clara de cómo se puede fabricar un caso político sin sustento jurídico real.

Mientras los años pasan y los titulares se diluyen, queda en evidencia que la Causa Cuadernos no logró probar ninguna vinculación directa entre Cristina Fernández de Kirchner y los hechos denunciados.
Solo persiste una verdad incómoda: el uso político de la justicia sigue siendo la coima más grande de todas.