Por otra parte, la suba de la tasa de interés, en tanto impacta incrementando los servicios de la deuda pública, va a forzar un mayor ajuste sobre el sector público, ajuste que se da en un contexto donde al primer trimestre de 2025, el gasto del Estado es un 28% inferior al vigente en el año 2023, basado en un recorte del 24% de la masa salarial y de una reducción del 55% en los programas sociales y la postergación permanente del sistema previsional y por tanto de nuestros jubilados.

En el marco de una salida permanente de divisas, el gobierno corrió presuroso a los brazos del Fondo Monetario Internacional y tuvo que aceptar abandonar su objetivo político número uno, que era llegar a las elecciones con la política de dólar fijo y por ende, el control ficticio de la inflación, porque de lo contrario iba camino a un nuevo default.

Una vez más, las políticas neoliberales de endeudamiento, apertura, desregulación y destrucción productiva han puesto a la Argentina al borde del default. La dictadura, Menem, Cavallo, Macri y Milei son las constancias empíricas de esta afirmación.

Como nota de color, no habría que dejar pasar la frase del ministro Luis Caputo haciendo referencia a que tenían prevista esta salida del régimen cambiario de dólar fijo. Por ende, es evidente que le garantizaron durante estos meses de salida permanente de divisas a los especuladores con el carry trade (el establishment que sostiene al gobierno), la información y las divisas, para que las enormes ganancias financieras pudieran realizarse en dólares y a expensas del conjunto de la sociedad. Sin ir más lejos, en la última jornada, el Banco Central, vendió 400 millones de dólares al valor del dólar oficial que a partir del lunes tendrá un nuevo valor más alto.

Por último, el gobierno tuvo que sacrificar la ilusión falaz que le vendía a la sociedad respecto al control inflacionario, abriendo la puerta a que el desencanto con su gestión, que ya había comenzado, se profundice en el marco de una mayor disputa social y política. «