30/10/2025.- Salta al Instante.- Por Nico Ortiz.- Foto portada: Daniel Escotorín. Imagen: Web.
El historiador y dirigente político, Daniel Escotorín analizó, en diálogo con Mi Gran Noche —el programa conducido por Mabel Corrales y Fernando Echazú—, los resultados de las elecciones legislativas y el profundo desconcierto que atraviesa el sistema político argentino. Su diagnóstico fue tan preciso como implacable: “Hoy la sociedad dijo ‘hasta acá llegaron”.
Escotorín definió la derrota de Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires como “el gran dato político del domingo”. No por el número en sí, sino por lo que revela: un electorado agotado, un voto de enojo que se consolida y una abstención récord que desnuda la baja calidad democrática. “Estamos hablando de un 35% de ciudadanos que no votaron —explicó—. Y si tomamos el total del padrón, la fuerza ganadora, La Libertad Avanza, representa apenas al 24% de la ciudadanía. Es decir, uno de cada cuatro argentinos”.
Para el analista, la irrupción libertaria no se explica solo por el marketing o la bronca, sino por un voto conservador frente al miedo a una crisis terminal. “La gente prefirió cierta estabilidad antes que el salto al vacío. No votó por convicción, sino por miedo”, sentenció. Una lectura que coincide con la de Echazú, quien recordó que “hoy la Argentina está partida en dos bloques del 30% —uno peronista y otro antiperonista— y un 40% que se debate entre la desconfianza y el hastío”.
El debate se tornó aún más tenso cuando Mabel Corrales planteó el rol de Estados Unidos en el resultado electoral. “Estamos votando bajo extorsión”, advirtió, en referencia a la intervención de la Reserva Federal en el mercado cambiario. Escotorín coincidió: “Ya le entregaron el mando del Ministerio de Economía. Habrá que ver qué exige Estados Unidos a cambio. Lo cierto es que seguimos sin un plan económico: Caputo solo administra la liberalización y la fuga de capitales”.
El intelectual también apuntó a una crisis de representación dentro del campo popular, donde la dispersión y la falta de horizonte se volvieron estructurales. “El progresismo se quedó sin relato y sin dirigentes. No se puede seguir reciclando nombres ni evocando glorias del pasado. Las nuevas generaciones no conocieron ese peronismo épico y no se sienten interpeladas”, sostuvo.
En ese punto, Escotorín lanzó una crítica directa a la conducción del PJ y a la imposición de candidaturas desde Buenos Aires: “Nosotros dejamos Fuerza Patria por la imposición de Urtubey. Fue una decisión tomada a dedo por Cristina Fernández. Tres veces gobernador de una provincia postergada, y aun así lo imponen como referente nacional. Eso es no entender nada”. Y remató: “El peronismo se ha vuelto una fuerza conservadora”.
Fernando Echazú retomó la reflexión con un guiño histórico: recordó los años de Antonio Cafiero y la “renovación peronista” de los ochenta. “Qué pena que haya perdido aquella interna con Menem. Planteaba algo que hoy suena urgente: que los partidos políticos vuelvan a ser espacios de ideas, formación y debate. Hoy son solo maquinarias electorales sin alma”, lamentó.
Escotorín asintió y completó la idea con una cita de Gramsci: “Estamos en el tiempo de los claroscuros, donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer. Y en ese vacío aparecen los monstruos”, añadió. Para él, la renovación no es solo de nombres, sino de prácticas, discursos y modos de hacer política: “Tenemos que dejar de hablar tanto y empezar a escuchar más. Abrir las puertas de los partidos a la sociedad”.
La entrevista cerró con un llamado al realismo y a la reconstrucción paciente. “Nada va a resolverse de un día para otro. Pero si el campo popular se da el tiempo de pensarse y reorganizarse, 2026 puede ser el punto de inflexión. Hoy, más que nunca, la política necesita volver a mirar a la gente”, concluyó Escotorín.
Una frase quedó resonando en el estudio: “La sociedad cambió, pero la dirigencia no lo vio venir”. Y en esa distancia, acaso, se juega el futuro político de la Argentina.







