PANTALLAS QUE CRÍAN: Niñez ante el espejo digital

08/11/2025.- Salta al Instante.- Por Nico Ortiz.- Foto portada: Ilustrativa. Web.
El celular como chupete, la tablet como niñera. La escena se repite en millones de hogares: un niño de tres años frente a una pantalla, mientras mamá o papá aprovechan para “hacer algo rápido”. Pero detrás de ese gesto aparentemente inofensivo se esconden riesgos físicos, emocionales y sociales que crecen al ritmo de la conectividad.

En diálogo con Qué Parte No Entendiste???, la licenciada Agustina Villar advirtió sobre la naturalización del uso excesivo de tecnología en la infancia. “Hoy está normalizado —explica—, pero no se conocen los riesgos. Hay beneficios, claro: la tecnología puede apoyar el aprendizaje, la comunicación y el desarrollo de habilidades. Pero los peligros son cada vez más altos.”

Villar señala que los problemas comienzan mucho antes de la adolescencia. “Niños de dos o tres años ya manipulan el celular del adulto. Eso genera consecuencias físicas, como posturas incorrectas, escoliosis o sedentarismo. Y lo peor es que se vuelve un hábito cotidiano.”

La profesional también destacó los efectos del uso prolongado en el sueño. “La luz de la pantalla inhibe la producción de melatonina, la hormona del descanso. Por eso hay chicos sobreexcitados que no logran dormir ni concentrarse en la escuela”, explicó.

El impacto emocional no se queda atrás. “Los videojuegos y las redes sobreestimulan, reducen el control de los impulsos y generan frustración. Cuando el niño no puede dejar de jugar, aparecen los berrinches, los conflictos con los padres y, en muchos casos, una relación de dependencia con la tecnología.”

Pero Villar remarca que la raíz del problema no es la tecnología, sino la falta de límites y de acompañamiento adulto. “Los papás muchas veces no dimensionan el daño emocional. El exceso lleva a la adicción, incluso en chicos de seis u ocho años. Si no hay contención, esa adicción se arrastra a la adolescencia.”

El peligro crece cuando los niños comienzan a interactuar en línea. “Hay riesgos de grooming, ciberbullying y exposición a adultos malintencionados. Un niño de 10 años puede crear un perfil diciendo que tiene 18. Es abrir una puerta que después no se puede cerrar.”

La licenciada subraya que la educación digital debe empezar desde el diálogo. “No se trata de prohibir, sino de acompañar. Una hora de juego compartido con los padres vale más que mil horas de pantalla. Si la familia come y todos están mirando el celular, se rompe la comunicación, el control y el vínculo.”

Villar insiste en que la autoestima y la seguridad se construyen desde temprano. “Si fortalecemos la confianza y la comunicación, los adolescentes podrán usar las redes sin compararse, sin frustrarse por las vidas perfectas que muestran otros. Somos los adultos los que modelamos esa mirada.”

La psicóloga concluye con una advertencia y una esperanza: “Educar en el respeto y en los límites es la mejor vacuna contra los excesos digitales. No se trata de apagar las pantallas, sino de encender la presencia”.